El ejercicio de la cirugía en el imperio mexica.
Las medicinas prehispánicas de México son consideradas
como grandes testimonios del esplendor de las culturas
mesoamericanas; su gran adelanto científico y técnico les permitió
acumular una vasta colección de datos clínicos y patológicos
basados en la observación y experimentación.
En su concepto salud-enfermedad
los límites entre la magia, religión y el empirismo por
causas naturales no estaban claros, por lo tanto consideraban
que el origen divino, humano o natural de las enfermedades
influía de manera importante en su naturaleza. Dentro de este
complejo sistema causal, las enfermedades ocasionadas por
los dioses, espíritus y seres celestes.
los médicos
mexicas acumularon una vasta colección de datos clí-
nicos y patológicos basados en la observación y experimentación,
donde la indagación de conceptos
generales con base en hechos observados es considerada
actualmente como una actitud verdaderamente
científica. Integraron una nomenclatura médico quirúrgica
que reflejaba sus grandes adelantos.
La medicina se conocía genéricamente como ticiotl,
de donde deriva el término tícitl para el médico.
La cirugía se designaba como texoxotlaliztli y sus
curaciones tepatiliztli. El cirujano se denominaba
texoxotlaticitl..
La práctica de la medicina tenía una organización
bien establecida logrando un sistema de especialidades
muy avanzado que les permitió acumular
una vasta experiencia para el manejo de enfermedades
crónicas y agudas en distintas fases de progresión.
Denominaban a las heridas tlacocolli y desarrollaron
un completo sistema de clasificación relacionado
por un lado con los instrumentos causales, generalmente
las armas de guerra como flechas, lanzas, macanas,
hondas para lanzar piedras, dardos lanzados
con tiradera, picas largas y espadas de madera con filos
de obsidiana.
La técnica de sutura utilizada fueron los puntos
separados empleando cabellos limpios aplicando posteriormente sobre las heridas en general bálsamos,
maripenda y leche del itzontecpatli, del tabaco y
otras hierbas. Para las heridas en regiones especiales
como la nariz, la suturaban con cabellos y aplicaban
sobre los puntos miel blanca mezclada con
sal.
a mezcla de cal con
hierba del pícietl para permitir su maduración y a
continuación hacían una incisión en cruz para drenar
la pus, posteriormente lavaban con orina, aplicando
después ocótzol.
Para su tratamiento utilizaban dos maniobras
fundamentales: la extensión y la coaptación. Una
vez lograda la alineación se procedía a la aplicación
de emplastos consistentes y pegajosos con raíz de
acotle y tuna sobre la lesión, los cuales al secarse se
endurecían, luego usaban plumas y un lienzo para
cubrir y acojinar la parte afectada, finalmente, alrededor
y siguiendo en eje longitudinal del hueso aplicaban
cuatro tablillas llamadas vapaltontli que
sujetaban a la piel con cuatro cintillas, Este tratamiento
se mantenía durante veinte días permitiendo
durante este periodo la consolidación de la fractura.
Se denominaba texipincuayotlquiliztli y la realizaban
a los recién nacidos en ceremonias rituales durante
la fiesta de Huitzilopochtli.
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